Las fuerzas armadas chilenas realizan ejercicios militares con los Gurkha británicos

Las fuerzas armadas chilenas realizan ejercicios militares con los Gurkha británicos

Las prácticas de armamento fueron efectuadas en la Brigada de Operaciones Especiales Lautaro. Evidencian la relación militar entre chilenos y los invasores británicos, con vinculaciones históricas por violaciones de derechos humanos y colaboración con el colonialismo en el Atlántico Sur.
El Ejército de Chile continúa estrechando lazos con los usurpadores de las Islas Malvinas. Es la continuidad de una “anglofilia” que se presenta como una clara alianza en contra de los intereses de Argentina en su reclamo de soberanía sobre el Atlántico Sur. Una relación de política carnal-militar que además es opuesta a los proyectos de las naciones de Sudamérica, teniendo en cuenta que, con esta clase de ejercicios militares frecuentes, los chilenos ayudan a fortalecer la presencia, información y logística del imperialismo británico en una zona de alta trascendencia geopolítica suramericana.
En otra clara muestra de poder y de entrada en la región, al Royal Gurkha Rifles del British Army y el Ejército de Chile; llevaron adelante prácticas de tiro y demostraciones de armamento en la Brigada de Operaciones Especiales Lautaro.
Entrenaron con fusiles como el IWI Galil ACE y el Barrett M82, siendo utilizados también por los soldados de la Agrupación Especial de Montaña durante movimientos de adiestramiento.
Esta actividad no sólo proyecta el hecho simbólico, pragmático y repudiable de tener al poder imperialista detonando armamento pesado en el país vecino, sino que también tiene un matiz histórico nefasto. Los invasores británicos, en su papel de aliados de la dictadura chilena, desoyeron por ejemplo el pedido de captura contra Augusto Pinochet, emitido por el magistrado español Baltasar Garzón, que intentó juzgar los delitos de lesa humanidad de la dictadura pinochetista en Chile.
Otro frente que tiene esta relación entre Chile y los piratas anglosajones, refiere a la Antártida, convertido en un vasto laboratorio de cooperación militar, donde Chile y el imperialismo británico unen fuerzas y comparten intereses estratégicos.
Este vínculo se mantiene vigente debido a diversos factores, a pesar de los reclamos argentinos de soberanía sobre el Atlántico Sur, y el entusiasmo que muestra Chile por colaborar con los usurpadores de las Islas Malvinas plantea una clara complicidad.
Resulta esencial cuestionar cómo este tipo de intercambios refuerzan una dependencia de modelos anglosajones para defensa, restando importancia a la construcción de la soberanía nacional y la autonomía propia de las fuerzas armadas chilenas, que deberían enfocarse más en la defensa de sus propios territorios y menos en actividades que parecen un simple apadrinamiento por parte de un antiguo imperio.
Chile, que ha tenido su propia historia de vulneraciones de derechos humanos y dictaduras, no debería olvidar el papel que jugó Gran Bretaña en esa oscura etapa. La historia nos enseña que las alianzas deben construirse sobre bases sólidas que prioricen la justicia y la equidad, y no en complicidades que perpetúen el colonialismo.
La población chilena y sus líderes deben reflexionar sobre esta “anglofilia” que, lejos de fortalecer la identidad nacional, podría arrastrar a Chile hacia una historia de sumisión y complicidad con un colonialismo que militariza el Atlántico Sur.
Gracias Agenda Malvinas.
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