Una abogada de Cipolletti impulsó un juicio civil para cobrar sus honorarios por las labores extrajudiciales en una división de bienes. Como los hermanos habían heredado muchas propiedades, incluso una sociedad, no lograban ponerse de acuerdo. El caso le demandó seis meses de gestiones, tres reuniones de mediación y más de cinco horas de audiencia. Cuando las partes llegaron a un acuerdo no le pagaron sus honorarios, aunque reclamó y ahora deberán pagarle.
La abogada probó mediante las actas del Centro Integral de Métodos Autocompositivos de Resolución de Conflictos de Cipolletti que había asistido a tres reuniones de mediación. También aportó algunos correos electrónicos intercambiados con otra letrada que asistía a un grupo de hermanos. Ellos debían acordar la distribución de varios inmuebles y de una sociedad.
Consignó en la demanda que la familia ya había intentado, sin éxito, con otros profesionales. Entonces recurrieron a ella porque mantenía una amistad con uno de los hermanos involucrados. El caso le llevó más de seis meses de gestiones y unas seis horas de reuniones en mediación. Finalmente hubo acuerdo en la distribución de los locales comerciales y en el dinero que debían repartirse.
Pero cuando ella pretendió cobrar sus honorarios no hubo acuerdo respecto del monto. Como no consiguió que sus servicios profesionales fueran retribuidos, hizo un juicio civil.
La sentencia es de primera instancia y no está firme porque puede ser apelada. El fallo le reconoció sus labores puesto que la intervención había quedado acreditada con las actas de mediación, los correos electrónicos y la declaración de una escribana.
El monto fue fijado sobre la base de la ley de aranceles que regula la actividad de las y los profesionales del derecho. Como resultado los cinco hermanos deberán abonarle una suma de dinero a la abogada en concepto de honorarios.